24 de agosto, nacimiento del gran ROBERT ENKE. Hoy cumpliría 44 años, pero su cabeza dijo basta y en lugar de ir al entrenamiento del Hannover -como le dijo a su mujer- decidió quitarse la vida.
Desde sus primeros partidos en el ascenso, sus dotes le sobresalían, pero su auto-exigencia y presiones, le jugaban una mala pasada, a tal punto de encerrarse en su habitación durante una semana por un gol concedido y a pesar de que su equipo haya ganado. A los 20 años ya atajaba en el Monchengladbach. Cuando pasó al Benfica, la maldita depresión empezó a manifestarse. “No me perdonaba ningún error”. Así lo sufría. Sin embargo, se convirtió en capitán del equipo y llegó al Barça. La desconfianza y los ataques de pánico comenzaban a ser más frecuentes. Y no soportó el ambiente.
Pasó por Fenerbahçe y Tenerife, pero en ambos clubes no logró adaptarse y rápidamente se marchó. En 2004 firmó con Hannover y su carrera iba en alza. Y otro golpazo. Laura, su única hija, fallece en 2006, tras haber estado un año internada por serios problemas de corazón. Dos semanas después, lo convocan a la Selección Alemana por primera vez y, después de la Eurocopa 2008, la prensa ya lo señalaba como el arquero para el próximo Mundial.
En ese momento, junto a su esposa Teresa decidieron adoptar a una niña y así continuar con la idea de formar una familia. Nadie, pero nadie imaginaba lo que iba a suceder el 10 de noviembre de 2009 cuando le avisó a su mujer que salía rumbo al entrenamiento. Ese día, Robert Enke se lanzó a las vías del tren en el barrio de Eilvese. Cuando mejor estaba jugando, reapareció la depresión, sin avisar, con un contraataque fulminante.
Tras su muerte, se creó la Fundación Robert Enke, en la que Teresa está muy involucrada en la organización, que ayuda a personas que sufren depresión y niños con problemas de corazón.
No importa ser rico, conducir el auto más lujoso o ser el mejor arquero del mundo: la depresión siempre está al acecho y hay que tratarla como la enfermedad que es. (RIP ROBERT ENKE)